A Veces, cuando vamos a una tienda o a un restaurante y elegimos una botella de vino no nos damos cuenta, no solo de la historia que atesora una bodega o una familia, sino de la historia que sigue viva hoy en día en sus cepas, una historia que se remonta muchas generaciones atrás.
El Pago de Fuente Elvira empieza con una pequeña porción de tierra que Pedro Escudero le dio el nombre de "El Grande" quedando claro el porqué de este nombre; de todas sus parcelas está era la más grande con tan solo 5 ha. A su vez esta porción de terruño estaba formado por dos pequeñas parcelas, "El Cuadro" y "El Viejo", las más viejas siendo las primeras en ver la verdejo crecer en el Pago de Fuente Elvira.
Con el Paso del tiempo Pedro fue comprando y anexando parcelas que lindaban con las que tenía, empezando a construir sobre aquel terruño un futuro en el mejor lugar, ahora cubierto de cepas de una gran valor.
Anexó la de "Cayo", "La Lobera", "Malaga", "El Pozo", "Ezequiel", "Ampudia", "Augusto", "Gonzalo", "Rivera", "Filo", "Julio" "Serapio"y el "estrecho" formando lo que hoy en día es el Pago de Fuente Elvira, nombre del paraje donde se encuentran.
Todas las parcelas las gestionamos y mantenemos con el nombre de sus anteriores propietarios o por el "apodo" por el que ya eran conocidas desde antes de pertenecer a nuestra Familia.
Creemos que mantener la historia de cada una de ellas a través de su nombre es parte de la esencia de este lugar.
Estas fincas fueron trabajadas por muchas familias, con viñas u otros cultivos y que hoy es nuestra familia la que ha dado forma a esta gran viña de viñas sobre un terruño único y lleno de pequeños trozos de la historia de las gentes de este lugar.